viernes, 6 de noviembre de 2009

Crónicas artesanales V

6 de noviembre de 2009

Llegue puntual y no había casi nadie. Salude a Ana y fui directo a molineros, donde me recibió Tere con la simpatía de siempre. Marcelo estaba por ahí dando vueltas, pero en ningún momento se sentó a hacer algo y enseguida se fue, y nunca más volvió.
Alfonso me trajo unas tarjetas para cortar con la maquina y estuve un rato haciendo eso hasta que llego Romi, mi compañera, y me ayudo a emparejar con la tijera. Más tarde llego Alejandro que no dejo de trabajar en toda la mañana haciendo papel y otras tareas. Dora se había ido a acompañar a Carlos a un lugar, por lo cual estábamos nosotras tres con Alejandro. La mañana transcurrió de manera dinámica, Romi y yo cortamos 220 tarjetas, Tere planchaba, Alejandro hacia papel, Ana iba y venia. También en algún momento los chicos de biblioteca vinieron a pedirnos cosas y nosotros a ellos. Luego, cortamos cartulina violeta y terminamos, como de costumbre, deshilachando hilo las tres y riéndonos con Tere de sus fantásticas anécdotas. Prácticamente, toda la mañana, estuvo prendida la radio (Primero la prendió Alejandro y después Tere) con música variada, lo cual me parece que contribuye a un espacio de trabajo mas alegre si se quiere o más divertido. Antes de las doce nos fuimos al aula para poder charlar con Ana acerca de algunas cuestiones del trabajo de campo. Tuvimos una pequeña charla con ella, y luego le hicimos una entrevista a Alfonso (jefe de servicio) que duro prácticamente 45 minutos y nos fue de suma utilidad. No solo para el trabajo en si, sino también para nosotros como pasantes, para tener más claras algunas cuestiones. Luego, nos quedamos los cuatro hablando de diversos temas, planteándonos interrogantes, criticas, dudas…fue un intercambio muy rico. Incluso, volví con Walter en el colectivo charlando también sobre los limites, la transferencias y demás.
Hoy resuena en mi lo vincular, el tema de la confianza, no solo con los talleristas si no también entre nosotros (los estudiantes/pasantes) e incluso lo vincular con los profesionales. La sensación de pertenencia, de confianza, de ser parte de un lugar y apropiarse subjetivamente de determinadas cuestiones, a pesar de concurrir solo una vez la semana. Tal vez sea poco, pero por ahora, es suficiente para poder reflexionar acerca de una abanico de cuestiones que se dan ahí mismo, en la practica de lo que elegimos para nuestro futuro; nuestra vocación.

N. P. S

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