sábado, 26 de septiembre de 2009

Crónicas externadas

23 de septiembre de 2009

Hoy participe de la décima jornada del pre-festival y congreso latinoamericano de artistas internados y externados de hospitales psiquiátricos, que se realizo en el centro cultural San Martin.
Comencé viendo la muestra permanente de plástica y fotografía, del frente de artistas del Borda y del equipo regional de salud mental número siete. Los cuadros me parecieron hermosos, la gran mayoría con colores muy vivos y alegres. Había pinturas simples y otras, muy complejas. Me llamo la atención el dibujo de una mujer, de un reloj con los números invertidos. La parte fotográfica me pareció excelente, tomas en blanco y negro, tanto del hospital Borda como de otros sitios e incluso personas. Debajo de cada fotografía había una frase o un pequeño texto, generalmente, todos muy profundos y algunos muy fuertes.

A las 18:00 hr. hubo una jornada de apertura a cargo de Alberto Sava, proseguida por la mesa debate sobre “Arte y desmanicomialización” a cargo de Sava, Silvia Maltz (de la radio FM Desate, del Moyano) y Ángel Rutigliano del ESAM. La charla fue muy interesante, se resumieron las reformas de Italia, Río Negro y algunas más y cada panelista contaba la experiencia de sus talleres. Yo ya había concurrido en varias oportunidades a conferencias y charlas de Alberto Sava, incluso tengo el libro del frente de artistas por lo cual en términos generales ya había escuchado todo lo que se comento. Si me resultaron novedosos e interesante, los aportes de Silvia sobre la radio del Moyano, de la cual no tenia prácticamente información. También Rutigliano leyó un texto llamado “El manicomio no es soluble en Arte” donde hizo hincapié en pensar las prácticas artísticas como dispositivos subjetivantes que puedan insertarse en lo social, transformando tanto lo interpersonal como lo intrapersonal. Tomo el tema de la figura del público como testigo, como semejante, que es quien le da sentido al artista. De esta manera, el público rompe con esta analogía del loco como segregado social. Todo esto me pareció muy interesante, pero yo aun doblaría la apuesta y cuestionaría preguntando ¿El manicomio no es soluble en Arte? Proponiendo ampliar el tema, donde el arte sea realmente una herramienta más dentro del dispositivo de desmanicomialización, que claro esta va acompañado de otros factores como las políticas en salud mental, el factor social, juridico, etc. Luego retomo Sava, hablando sobre el arte como herramienta para cuestionar la estructura manicomial. Manifestando “…que la palabra Borda no sea mala palabra (…) hacerla añicos, desmitificarla.” una abstracción que se me represento en imágenes muy concretas. Amplio el debate sobre el proceso creador y los efectos que produce el arte a nivel social, transformando el imaginario colectivo, como así también en lo individual promulgando recuperar las capacidades perdidas por los sujetos, gracias a la desubjetivación que el manicomio produce. Me pareció muy interesante la idea de que sale la persona del manicomio y junto con ella, sale el arte denunciando afuera lo que no se puede denunciar adentro. El arte como revolución, como la palabra en acción puesta en el afuera representando de alguna manera la conflictiva intramuros. Sava comentaba acerca de la posición interna intocable que ellos poseen, producida por medio de lo que ellos denuncian afuera, con firmeza e implicancia, manteniendo asi una constancia que les produce más fuerza y esta sensación de “posición intocable”. De que “nadie les puede hacer nada” porque ellos enseguida hablan, no dan lugar al silencio. Todo esto minimiza el miedo ¿A que? El miedo a la represión, al borramiento de su propia subjetividad, a la violación de derechos humanos, a la falta de libertad de expresión, etc, etc. Finalizo entonces la mesa debate, Silvia Maltz comentando el tema de la jefatura del hospital Moyano, de la época de la dictadura y que el silencio del Moyano se debe a que el miedo calo hondo y produjo este silencio y esta quietud que allí se respira.
A las 19:15 hr. comenzó una charla sobre FM desate a cargo de Maltz donde se proyecto un video sobre un micro debate acerca del cierre del hospital Moyano. Realmente fue muy interesante escuchar las opiniones de todas las internas, que muy bien informadas, tomaron posición frente a Macri hablando acerca de sus derechos y oponiéndose rotundamente al cierre del hospital. Por ejemplo una interna decía:“…me parece que Macri no esta bien de la cabeza para hacer una cosa asi, no puede dejar a la gente afuera y llevar a las pacientes a donde se le ocurre a él, quiere hacer un negocio con el hospital…” a lo que una compañera responde: “…yo opino lo mismo, jugar con la salud de esta manera me parece una cosa monstruosa…”. Creo que no hay nada más que agregar.
En el video se hacen escuchar muchisimas voces que tocan diversos temas; desde como las pacientes son tratadas como objetos hasta como los directivos mismos prohibían que las demás pacientes vieran este video para que no se “movilicen”. Luego del video la charla se mantuvo sobre el eje del Macrismo, de la lógica del encierro manicomial, de la ridícula idea de hacer “minibordas y minimoyanos” mientras que el sistema tutelar jurídico vigente sigue siendo un sistema de encierro que refuerza lo manicomial. Finalmente, escuchamos un audio donde las internas comentaban acerca de lo que la radio produce (como romper rutinas, cadenas, etc) y también comentando porque es FM DESATE: porque desate pega con debate, decían, y desatarse en algún punto es liberarse de su enfermedad y poder expresarse. También comentaron su relación con los oyentes y la creatividad, la expresión y la comunicación como esencia de los individuos.
Me llamo la atención que varias veces se comparo al manicomio con los campos de concentración o se nombro en varias oportunidades, la época de la dictadura. Incluso una interna del Moyano decía en el micro debate de la radio: “…si ni los militares pudieron cerrar el hospital, no lo va a cerrar Macri…”. Otra interna haciendo referencia a la radio como espacio de comunicación, decía que el silencio no es salud, lo cual es una reseña también a la época del proceso, en cuanto a la famosa frase de que el silencio era salud.

Por ultimo en la sala Enrique Muiño, se presento un numero de circo del frente de artistas del Borda llamado “El tiempo de la maquina”, el cual me pareció realmente muy bueno. Luego, se presento el taller de expresión corporal, también del frente de artistas, con una obra llamada “El despertar”. Realmente, esta puesta en escena me resulto excelente, profunda y para reflexionar realmente, y ponerse en el lugar del otro para poder tomar conciencia de un sin fin de cuestiones. La obra es prácticamente muda, varias internos vestidos de negro (ósea, talleristas que hacen de internos) caminan por el escenario con un caja llena de pastillas, haciendo ruido. Van apareciendo en escena tres médicos vestidos de blanco que gritan “Medicación” y ellos van tomando, hasta que en un momento se van quedando inmóviles, como desganados y tristes y es ahí cuando gritan “BASTA” y los médicos desaparecen. A partir de allí, con música clásica de fondo, cada uno se va despertando, va tomando conciencia de su propio cuerpo, de sus dimensiones, todo esto en base a la expresión corporal. Luego comienzan a mirarse, a reconocerse, a tocarse, abrazarse entre todos y asi termina la obra con una música increíble que produce piel de gallina, con un silencio ensordecedor y una tierna escena donde hombres y mujeres se abrazan y contienen entre si. Sinceramente, me emociono mucho y me pareció una manera muy sutil y a la vez muy cruda de mostrar una realidad que permanece velada. De contar cuales son los efectos colaterales o nocivos, si se quiere, que la medicación o el exceso de psicofármacos produce en estos sujetos que poseen los mismos derechos que cualquier mortal, aunque muchos opinen lo contrario.

Quisiera terminar con un pequeño texto que estaba debajo de una fotografía y que resume de alguna manera la sensación que muchos internos deben padecer dentro de los manicomios, entre rejas y sombras:
“Si la reja se esfuma…si las nubes bajan…si el sol sale más de una vez al día…y ya no tengo que comer más polenta…si las paredes se deforman y el afuera es el adentro…si la luz dibuja formas y junta graffitis en una lata…¿Sera que estoy soñando?”.
Yo creo que la vida es un sueño y que hay que despertarse, para hacerlo realidad.

N.P.S









Crónicas desbordadas

18 de septiembre de 2009

Hoy fuimos a conocer el hospital de noche, un servicio que se encuentra dentro del hospital Borda.
Hacia un par de años ya, que no pisaba el hospital. Atrás quedaron las tardes colifatas, cooperanza, las bolsas de cigarrillos y caramelos que les llevaba, Julio, Ever, Triniti y varios sujetos con los cuales compartía tardes enteras, en el parque.
Otra vez el Borda, un manojo de recuerdos salpicaron mi Alma y la locura cara a cara, sin velos que sortear. Ascensor, cuarto piso, un lugar nuevo. Ana y alguno de mis compañeros ya se encontraban en el aula. Estuvimos repasando y viendo los diferentes dispositivos y talleres, y luego una compañera y yo, fuimos con Ana a hacer la recorrida que los demás habían realizado en el primer encuentro, en el cual estuvimos ausentes.
Molineros del Borda y un simpático interno verborrágico y entusiasmado, explicándonos cada detalle. El Arte y el papel diluyéndose entre sus miradas curiosas y tristes, a veces desorbitadas, a veces contemplativas.
Ellos, nosotros, todos seres humanos en esencia y el Arte cicatrizando cada herida.
Allí se realiza un trabajo realmente artesanal y hermoso. Nos mostraron cada papel, colores, detalles, tarjetas, precios. Un emprendimiento muy interesante. Luego pasamos a conocer, la biblioteca que también funciona en el cuarto piso. Un espacio bastante reducido pero calido, un interno de cabellos blancos y sonrisa amable, leía el diario y otro era responsable del lugar. Me pareció genial que exista esta biblioteca, que ellos tengan esta posibilidad de acercarse a la lectura con todo lo que eso implica. El hombre que organizaba la biblioteca, realmente no recuerdo ahora su nombre, me llamo la atención, si vale el término. Me despertó compasión y una necesidad de hablarle. Lo sentí totalmente perdido, decaído, apenas podía responder algo y se lo notaba en un estado de abandono y aburrimiento, total. Nos miraba tímidamente, sin hacer contacto visual. Justamente, Ana le comento de pasar a otros talleres más activos, para que se entusiasme más. Si bien, él afirmaba con la cabeza, en voz baja reclamo “Igual deciden ellos” como dejando ver que dentro del hospital parece que no tienen demasiada autonomía, o al menos él, lo percibe así. Por ultimo, conocimos el taller de bolsas de polietileno, también ubicado en el cuarto piso. Había allí cuatro internos, de los cuales uno ya tenia el alta hacia un tiempo y acotaba risueño “Que quería volver” y cuando me fui aprovecho para guiñarme el ojo. Mientras Ana hablaba del lugar, este hombre acoto cosas como que era un “pabellón” y que parecía “una cárcel”. Otro de los trabajadores, se atiende por consultorios externos y los dos que estaban haciendo el balance y las cuentas, estaban próximos a salir de alta. (Uno de ellos viajo horas más tarde, en el 100 conmigo). Finalmente, Ana nos llevo a conocer el comedor, que me resulto muy familiar y bastante alegre.

Después, fuimos todos a conocer el hospital de noche ubicado en el edifico que ha sido reciclado, que se encuentra cruzando el edificio antiguo y parte de parque. Sinceramente, el contraste entre el “nuevo” y “el viejo” es sorprendente. Mientras el viejo se cae a pedazos, en el nuevo brillan las ventanas. Un cambio abismal de energía, cambia el olor, la luz, el espacio. Yo conocía esa parte antes de que la refaccionen y era realmente deprimente. Y desde ese entonces, no iba, así que el cambio fue muy grande cuando lo vi por primera vez.
Subimos y recorrimos huellas, un emprendimiento de carpintería donde se trabaja con sillas, muebles y objetos a refaccionar. Un espacio hermoso, amplio con un agradable aroma a madera y barniz, muy cautivante. Los trabajos realizados son maravillosos; remodelar, recrear, salvar lo viejo, volver a darle vida a algo que para otros, no valía la pena. Reformar, eso resonó en mí, toda la mañana. Transformar.
Luego de recorrer algunos lugares del edificio, finalmente a las once comenzó la charla con la jefa de hospital de noche, Maria Teresa Quartino que es licenciada en sociología y Silvia Molina, licenciada en psicología, quien forma parte del equipo. Realmente todos quedamos muy entusiasmados por la propuesta, por el tipo de dispositivo sobre el cual se trabaja, por la historia que contó Maria Teresa de cómo se fue armando este emprendimiento que ya tiene 15 años. Por otra parte, fue también fue muy interesante escuchar como los propios profesionales del hospital y los gremios, discriminaron a M. Teresa por ser socióloga pensando que en dos semanas, iba a devolver la llave. (Justamente antes de esta charla, estuvimos con Ana charlando afuera sobre las diferentes hegemonias) Y ver ahora todo lo que lograron en estos años, caminar por ese lugar donde se respira vida, que es blanco, amplio, con un jardín muy lindo, un espacio que no parecería pertenecer al Borda, ni a un hospital publico. Si uno lee o escucha de un dispositivo de rehabilitación con estas características, a lo mejor se puede pensar que es muy idealista, utópico, que es un “imposible” como bien M. Teresa comento que dicen muchas personas y profesionales. Sin embargo, existe, es real y esta en marcha dando excelentes resultados.
Después de la charla, Silvia nos llevo a recorrer los consultorios, baños, comedor, lavadero y las 12 plazas que posee el hospital de noche. Todo estaba muy limpio y ordenado. Aun estaban mudando algunas cosas. Por ultimo, entramos a la cocina. Un espacio digno, limpio, amplio, con mesada de mármol, heladera, cocina. Cinco residentes estaban allí, cocinando albóndigas para el almuerzo. La imagen fue extraña, al menos en mi experiencia anterior en el Borda o en otros neuropsiquiatricos nunca observe “pacientes” tan autónomos e independientes y es realmente emocionante, si se quiere, observarlos de esta manera, siendo parte de la acción misma.
Para ir cerrando, mi opinión personal sobre el lugar es muy buena. Claro que uno debería ser parte de algún taller, de las reuniones de equipo y demás para poder opinar desde una posición más clara y real, de acción. Un lugar desde donde observar realmente los resultados. Pero al menos, por lo que pudimos conocer y por lo que nos contaron las profesionales, todo parecería estar funcionando muy efectivamente. Un emprendimiento muy motivador, dentro del área comunitaria, del que en algún momento me gustaría formar parte.
Luego de saludar y agradecer a M. Teresa, la licenciada Silvia Molina nos llevo hasta la puerta de Brandsen, que es por donde entran y salen los residentes con sus propias llaves (¡¡Aunque a muchos les parezca una locura!!!) y nos fuimos por ahí evitando salir por la puerta principal del hospital lo cual, claramente, genera una sensación diferente.
(Y enfrente el Moyano, otra historia, las mujeres y la locura que camina en camisón)


Volver al hospital, saltar los muros y soñar con derribarlos algún día, al menos simbólicamente.
Cruzarme a los mismos pacientes que hace años no veía, los mismos pedidos, la misma energía.
O no.
Un cigarrillo, una coca, el más confianzudo y el que te mira de reojo, tímidamente.
La desconfianza, la confianza desmedida y solo eso, seres humanos mirándonos unos a otros, para poder desde esa observación interpersonal, poder abordarla a ella, quien parece a veces poseer forma y color: La locura, oxidada por las paredes del desteñido, hospital Borda. Yo creo que se vería más linda si la pintáramos de colores y la dejáramos volar, en cambio de mantenerla prisionera, casi rehén ¿De que o de quien? ¿No?

Una utopía, claro, pero sin utopías ningún joven como yo podría sobrevivir en este mundo.

N.P.S

Crónicas sin techo

Viernes 11 de septiembre de 2009

Hoy fuimos a conocer ARTE SIN TECHO, una asociación civil que tiene como objetivo revincular a la gente en situación de calle, con las redes culturales, productivas o familiares. Se calcula que actualmente entre 4.000 y 5.000 personas viven es esta situación. La única manera que tiene el gobierno de responder a esta conflictiva es prestando un servicio de asistencia (Buenos Aires Presente) que es realmente insuficiente y que no produce ningún proceso de transformación sino que se focaliza en rellenar el vació del momento. Esto se lleva a cabo mediante un trabajo asistencia puntual, donde las patrullas llevan a la gente en situación de calle a pasar la noche en paradores o bien les ofrecen frazadas, nada más, luego estos sujetos quedan nuevamente en manos del destino.

En Arte sin techo, su directora Felicitas Luisi, nos comento los diferentes talleres que allí funcionan que son ocho en total, incluyendo los dos nuevos que están por abrirse en costanera Sur. También existe en el mismo espacio, el plan del día, eventos y actividades que son organizadas tanto por los directivos del lugar como por los talleristas.
Respecto de la función de los psicólogos en la asociación, cada persona en situación de calle que llega a Arte sin techo es asistida mediante terapia individual, generalmente de marco psicoanalista. También se realizan asambleas grupales, donde se debaten diferentes temas respecto de los talleres y situaciones que se dan allí mismo.
Si bien el objetivo es claro, en algún punto es confuso cuando uno escucha a Felicitas hablar. Ella es una mujer muy activa, con una presencia y una postura muy firme y avasallante. Mantuvimos un dialogo fluido y ella se manejo con un lenguaje muy coloquial y frontal, lo que a muchos llamo la atención. La confusión viene a cuenta de que por ejemplo, ella afirmaba que si las personas pueden salir de ahí un poco más felices o al menos pasaron un buen rato, entonces el objetivo esta cumplido. Si bien comprendo y apoyo esa postura, me parece que el objetivo de base es justamente que no vuelvan a la calle, digamos poder revincularlos socialmente para que no sigan padeciendo la situación de calle. Por lo tanto, no basta solo con que un sujeto valla a pasar el tiempo, aprenda determinadas cosas y sea un poco más feliz, sino más bien con que eso que aprende también le sea útil como oficio, ya sea para trabajar, vender o usar algo de lo que hacen como sostén económico. Personalmente sentí, que Felicitas desprecio algunas cuestiones que yo creo importantes y sobre todo terapéuticas. Ella decía por ejemplo, que no es importante que construyan una “guitarrita”, en ese punto yo no concuerdo porque si me parece necesario que el sujeto pueda tener esos saberes, no solo para poder aprender a tocar o venderlas, sino por otras cuestiones que tienen más que ver con lo creativo, con la autonomía de sentir que son útiles, que construyen cosas y otros tantos puntos que creo importantes dentro de esta misma línea.

También se trato bastante el tema de que Arte sin techo no hace asistencia ni caridad. Es decir, allí no se come, no se duerme, no se duchan. El objetivo es otro, el cual en algún punto tiene que ver justamente con no darles lugar a que se puedan posicionar en el lugar de victima demandando siempre más y más, sino más bien ponerles ciertos limites, explico Felicitas. Si bien al principio me choco bastante este discurso, enseguida comprendí a que hacia referencia. El tema de los limites me parece importante, porque uno debe darse cuenta que no ayuda más dándole cama, comida y ducha, si no más bien transformando al sujeto desde un lugar más profundo, devolviéndole la subjetividad perdida y el equilibrio emocional que todo sujeto merece poseer. Pienso que la salud, que integra lo biopsicosocial, es un derecho, de eso no cabe duda. Y estas personas que se encuentran fuera del sistema, que son marginadas por el mismo, merecen los mismos tratos y derechos que cualquier otro ciudadano.
Realmente los talleres propuestos me parecieron muy interesantes y los trabajos que pudimos observar eran bellísimos. El lugar en si es muy artístico y acogedor, se respira creación en cada rincón y eso es reconfortante.

Luego de la charla, Felicitas nos llevo a todo el grupo al patio donde había aproximadamente veinte personas que forman parte de Arte sin Techo. Eran todos hombres y dos mujeres. Ni bien nos vieron, comenzaron a ofrecernos sillas y mostraron amabilidad. Después de comentarnos que hacían en cada taller y otras cuestiones más técnicas, nos preguntaron si todos éramos estudiantes de psicología y hubo algunos chistes al respecto. La imagen que ellos tienen de los psicólogos es bastante despectiva, más bien como gente que “los observa” o que si los encuentra en la calle o en alguna otra situación los rotula con diagnósticos. Lo que me llamo la atención fue que muchos preguntaban si habíamos ido a trabajar o a integrarnos, como demandando en algún punto que hagamos algo y que no vayamos ahí a observar y no accionar. Entonces Laura les comento un poco la situación de la practica y como iban a seguir las cosas y fue entonces cuando Felicitas acoto “en la cancha se ven los pingos” con una risa bastante provocadora. Finalmente todos nos levantamos y agradecimos por todo y ellos se mostraron muy agradecidos por la visita tambien. Me fui del lugar pensando y repensando muchas cuestiones y con ganas de formar parte del taller de Tierra o de murales.
Y una frase que leí de un libro de Alfredo Moffat me resonó todo el camino: “Ellos duermen por donde nosotros caminamos”.

N.P.S

Crónicas de una estudiante apasionada

Lunes, 8 de octubre de 2007

Hoy empecé, las anheladas pasantias en el Moyano.Baje del 100 y camine atemporalmente, en la estrecha calle que decora el Borda del lado derecho, el Moyano del lado izquierdo. Un paisaje, devastador, triste y que me genero un poco de palpitaciones.Estaba ansiosa, de curiosidad. Tenía sed de conocimientos. Y también, miedo…claro que si, el miedo es lo primero que la locura produce y a pesar de mi pasión por ella, soy humana y estoy empezando a conocerla, enserio, de cerca, mano a mano. Lo desconocido, siempre asusta. Y así arranque mi pasaje por el Moyano. Parecía tan lejano e ilusorio, que me produjo piel de gallina encontrarme parada en la puerta de aquel gigantesco hospital neuropsiquiatrico. Uno se siente grano de arena u hormiga, ante la enormidad imponente de aquel bloque de cemento que contiene tantas Almas en pena, tantas mujeres que parecieran, no forman parte del sistema.Por mas que pongan paredes, muros o los apilen en depósitos, ellos seguirán existiendo.Una mañana, cinco horas, que me parecieron infinitas, sobrecargada de conocimiento, de información, de dolor y de alegría. Un cóctel casi inexplicable, que las palabras no llegan a abarcar.Por un lado, me quede con una sensación fresca y primaveral, por decirlo de alguna manera. Pensé que me iba a encontrar con un hospicio viejo, oxidado y gris como el Borda, pero por suerte no fue "tan" así. El lugar es " hermoso" (que paradoja). No todo, pero si la mayor parte. Los pabellones están pintados uno de cada color.Violeta, para terapia a largo plazo, amarillo corto plazo, blanco pabellón de emergencias y admisión. Todos equipados con camas nuevas, calefacción, etc. (Obra de Telerman, algo bueno hizo este pelado).Después, los pabellones crónicos. Ahí es donde la sangre comienza a helarse.Edificios antiguos, gigantes e interminables que le producen escalofrió a cualquier mortal. Altas paredes, impenetrables. El servicio de crónicos. Las pacientes más deterioradas, que hace 20, 30 y tal vez 40 años o mas que están allí. Y ese es su hogar, su lugar, su guarida. No hay otro lugar en este mundo donde ellas puedan ir. No quieren siquiera pisar la calle, el afuera, el otro lado del muro. Esa es su casa, repiten, no pueden irse porque no existe otra cosa. El mundo de afuera es irreal, es inhabitable.Hay 18 pabellones de pacientes crónicos. Las condiciones son bastante precarias. Y ellas, te miran, algunas lloran, otras simplemente "no están" y algunas gritan su dolor sin vergüenza. Actualmente, en total hay cerca de 1.000 pacientes todas mujeres. Llego a haber 3.400 y la idea es llegar a 500. (¿Utopía?)Algunas duermen la siesta en el pasto, al sol. Otras gritan "Son todas unas locas, y usted es un psiquiatra hijo de puta, que se muera" y no deja de repetir que todas están locas, lo cual después de cinco minutos comienza a causarle risa a cualquiera (No se bien si por compasión o por nervios).
Cuando nosotros, un grupo de más de 20 estudiantes, pasamos cual personas observando "animales en un zoológico" nos dice una interna: "Ustedes estudiantes de psicología, muy bien que los mataron, muy bien, hay que matarlos a todos, hijos de puta".Bueno…la señora tendría sus motivos para dirigirse de esta manera hacia los demás.Los gatos nos siguen. Esta repleto, por todos lados hay gatos. Y son hermosos.En una pared, escrito con tiza decía: "perdono al gato que se come la paloma". Me causo mucha ternura y esboce una sonrisa. La inocencia y la lucidez, de perdonar a uno de aquellos gatos que por hambre, se ve que cazo una paloma y una interna quiso dejar una marca de aquel acontecimiento.Con cosas de este estilo, uno se topa todo el tiempo. El Arte, es sobre todo un estado del Alma, ya lo creo.Y sobre todo es una terapia magnifica que genera unos resultados realmente sorprendentes.En el servicio de rehabilitación, las pacientes bordan y cosen manteles y toallas para los hoteles, obteniendo así un dinero a cambio, además de lo que significa realizar una tarea y otras cuestiones que hacen a la parte terapéutica, obviamente.El parque es gigante, infinito, nunca se ve donde termina. Esta lleno de árboles, repleto.El pasto es verde y da esperanza. No se bien de que, pero el paisaje genera eso.No imagino lo triste que será en invierno y con lluvia. Pero hoy era primavera y ellas disfrutaban del sol, del mate y de mirarnos a nosotros fijamente, como acusándonos de algo. A lo mejor, quien sabe, los animales en exhibición éramos nosotros.La realidad de cada uno. Las realidades, la mente infinita y compleja.Retomo la idea el cóctel y digo esto, para resumir lo bueno y lo malo. La alegría que sentí al notar que el hospital esta en mejores condiciones de lo que me esperaba, que las internas dentro de todo están "bien" vestidas y se las notaba (a la gran mayoría) limpias y "tratadas". Por otro lado, es imposible no sentir un nudo en el pecho, un escalofrió constante. La locura asusta. La locura produce un miedo irracional e incalculable. Eso es una realidad y no tenemos que esconderla, porque a todos nos pasa. Obviamente, eso no justifica el maltrato, ni la discriminación, ni la prescripción indiscriminada de psicofármacos. Una cosa, no tiene nada que ver con la otra. El punto de inflexión, es que algunos queremos dedicar la vida a eso. A sanar, a curar, a quitar la locura de la mente de las personas, de las pacientes.Y hoy reafirme todo esto que soy, que estoy siendo y que hace años, quiero ser.Hoy me sentí mas cerca que nunca de ser la licenciada, que seré. Y no lo digo por el titulo, no es eso lo que me interesa, si me interesa saber que esto me va a habilitar de alguna manera, que voy a estar capacitada para poder ayudar a esta gente que tanto lo necesita.Y me apasione profundamente, me emocione muchísimo al darme cuenta de todo lo que ya se, de todo lo que puedo hacer con esto "tan poco" o no, que ya tengo incorporado. Uno se siente vivo, se siente útil, completo. Creo que no hay nada más placentero y satisfactorio en la vida que dedicarse a lo que uno ama.Pasión es misión. Y mi misión, siempre fue clara: ayudar. Nunca tuve dudas sobre eso. Ayudar en general y específicamente a las personas con padecimientos mentales, que es lo peor y lo más triste que puede pasarle a un ser humano.Justamente, hoy dedicamos más de una hora a debatir esto. El lugar que ocupa la psicología, lo importante y lo complejo que es. Incluso, más que la medicina. Los médicos ven un paciente y al ser algo somático saben que es, es puntual, no es abstracto, hay estudios, estadísticas, niveles, operaciones, etc. Daría la impresión de que la cura es más inmediata e incluso más eficaz en muchos casos. Nosotros no tenemos esas mismas posibilidades. En la mente todo es abstracto, los cuadros son interminables, las patologías comparten variedad de síntomas, las enfermedades se rozan y es muy difícil (al principio sobre todo) delimitar si se trata de una esquizofrenia o no, de que tipo de delirio, etc.Y no hay tiempo. Los pacientes se acumulan, no es fácil y la responsabilidad es gigante. Tenemos en nuestras manos, la vida de una persona, la salud mental de un ser humano.Me produce piel de gallina pensar eso. Pero me reconforta el alma, sentirme cada vez más cerca de esto que amo, la mente, las patologías, la "locura" que tanto pánico provoca y de la cual voy a tener que hacerme amiga, para entenderla, para externarla.Hablando de amigas, hoy me paso algo hermoso. Algo con lo que toda la vida fantasee por decirlo así.Fantasee en mi propia persona (en momentos de crisis, cualquiera llega a hacerlo supongo) y soñé justamente con encontrar esta situación en alguna futura paciente mía.Sintéticamente ocurrió que el psicólogo que nos acompañaba, nos comento que en el pabellón de terapias a largo plazo había hace años una escritora. Una mujer, que había entrado por una crisis de melancolía aguda y finalmente término pasando varios años allí, hasta la actualidad. Tengo entendido que ya esta por cumplir 70 años. Esta dada de alta. Es una mujer súper lucida, sensible y tiene un talento artístico que sorprende a toda persona que la conoce. Pero ella, no quiere irse. Ese pabellón lila, que de afuera parece de cuento, es su hogar. El Moyano es su casa, el parque, su jardín, los gatos, seguramente sus mascotas.Allí tiene amigas, tiene costumbres, tiene una vida que no quiere tener afuera. Además no tiene a nadie, como la gran mayoría de las pacientes. Y entonces…escribe. Se dedica a eso. Además de ser escritora, es profesora de piano y también pinta. Julia dice "llegue al Moyano quebrada de dolor, hoy es mi refugio".Sin palabras…Hoy le compre el libro que le editaron hace un tiempo "Crónica de una histérica".Increíblemente hermoso, plasmado de dolor, de ausencias. Una Alfonsina Storni, una Alejandra Pizarnik.Siempre supe que si algún día conocía el Moyano, me iba a cruzar con este tipo de historia que iban a sensibilizar mi alma, dejando de lado todo conocimiento mental o patología alguna. Es decir, no lo compre solo por curiosidad o por intentar encontrar símbolos que denoten su patología. Eso es secundario, lo compre por otro tipo de cuestiones que me parecen obvias y no hace falta que explique.Estas cosas me tocan de cerca y con lo de hoy, ya hay pruebas suficientes que siempre será así.Identificación, agregaría Freud seguramente si leyera esta crónica.En fin, redondeando, fue una experiencia increíble ¿Qué puedo decir?Siento que no tengo palabras.Y cuando digo increíble, lo digo a nivel personal, pero sobre todo a nivel profesional. Lo que uno aprende viendo un delirio materializado, viendo todo aquello que lee en los textos y uno cree que es exagerado o simplemente "ridiculo", es verdad. Juro que lo es.Incluso muchas veces, esta realidad de los neuropsiquiatricos, superan cualquier caso de Freud o cualquier explicación seudodelirante de Lacan, créanme.Es más cruel, dura y compleja, que cualquier texto.Parece inabordable y hermética.Pero no lo es…los que transitamos en esta carrera, sabemos que no lo es.La locura. Lo cura, pensé hoy. Que paradoja interesante, que justamente la locura, sea lo cura.


La soledad es un estado del espíritu, es individual.Se intensifica mas cuando quienes nos rodean no participan denuestros intereses artísticos, intelectuales y afectivos;entonces es pavorosa y desaliña cualquier conducta coherente.
Julia Pantotis, interna del Hospital Braulio Moyano.


N.P.S