viernes, 16 de abril de 2010

(Click sobre la imagen para agrandar)






La importancia de lo grupal * Alfredo Moffatt *

Refiriendose a la formación de la UBA expone: (...)a optado por una formación psicoanalitica absolutamente abstracta, muy elucubrada, muy exquisita pero que no contempla las urgencias ¿No? El psicologo sale de la facultad y no vio un paciente, solo hice trabajos practicos. Es equivalente a un medico que no tiene formación en emergencia, entonces va a la ruta y le dice al accidentado: cuando termine la hemorragia vaya al hospital. Tiene que operar y suturar en ese momento. No tienen formación en lo que se llama terapia de crisis, que son fundamentales en este momento y en grupo de riesgos ¿Qué hacer con los chicos de la calle? (...) la atención de una situación de crisis, puede ser por las drogas, terapias terminales, personas que han sufrido asaltos o violaciones. No hay. Es todo solamente una formación de un psicoanalisis de una persona de clase media, generalmente, que tenga verbalización, que no pase por el cuerpo y que asocie libremente. Hablando de a uno del pasado...y hablando solamente. Es decir nosotros proponemos en grupo construir el futuro. Es el paragidma contrario ¿No? (...)





Quiza en este concepto se encuentra una parte importante de la respuesta que buscamos como pueblo y como sociedad antes nuestras realidades, es decir trascender la mirada individual y proyectar el futuro guiados por la solidaridad y el bienestar general. Para ello sera necesario pensar creativa y criticamente, ensayar respuestas superadoras y asumir compromisos transcendentes desde lugares concretos de participación. Recordemos que siempre entre todos, es mucho más facil.


(Extractos del programa "Cimientos: Educar en salud" a una entrevista con Alfredo Moffatt: http://www.youtube.com/watch?v=07G-Td-jfmY&feature=related)

Carta a un psiquiatra

Poesía de la princesa Inca, sin su permiso me permito reproducir las palabras que le dedica a un psiquiatra

“No tienes derecho a decirme si debo o no debo,
Nadie es más que nadie,
Ni tus libros me valen porque yo tengo los míos
Y a veces no hay libros.
Que la vida es observar
Y notar como duele esa misma vida
En el origen profundo de las venas,
Dejar que te voltee y te hunda,
Mirar si tiene la forma de una ciudad
que visitaste hace años
y que queda en el recuerdo
no tienes derecho a decirme si soy o no soy
porque ser nadie sabe
que todos somos miedo y alegría
y a la vez agua y hastío
no tienes derecho, jamás,
a decirme si valgo o no
porque no hay números en le alma
ni pastillas para el alma
no hay precio aunque insistan
vendiéndonos en cada esquina,
no tienes derecho, tú, jamás,
a ser yo”

Carta de Artaud a los psiquiatras

Señores:


Las leyes, las costumbres, les conceden el derecho de medir el espíritu. Esta jurisdicción soberana y terrible, ustedes la ejercen con su entendimiento. No nos hagan reír. La credulidad de los pueblos civilizados, de los especialistas, de los gobernantes, reviste a la psiquiatría de inexplicables luces sobrenaturales. La profesión que ustedes ejercen está juzgada de antemano. No pensamos discutir aquí el valor de esa ciencia, ni la dudosa realidad de las enfermedades mentales. Pero por cada cien pretendidas patogenias, donde se desencadena la confusión de la materia y del espíritu, por cada cien clasificaciones donde las más vagas son también las únicas utilizables, ¿cuántas nobles tentativas se han hecho para acercarse al mundo cerebral en el que viven todos aquellos que ustedes han encerrado? ¿Cuántos de ustedes, por ejemplo, consideran que el sueño del demente precoz o las imágenes que lo acosan, son algo más que una ensalada de palabras?No nos sorprende ver hasta qué punto ustedes están por debajo de una tarea para la que sólo hay muy pocos predestinados. Pero nos rebelamos contra el derecho concedido a ciertos hombres – incapacitados o no – de dar por terminadas sus investigaciones en el campo del espíritu con un veredicto de encarcelamiento perpetuo.¡Y qué encarcelamiento! Se sabe – nunca se sabrá lo suficiente – que los asilos, lejos de ser “asilos”, son cárceles horrendas donde los recluidos proveen mano de obra gratuita y cómoda, y donde la brutalidad es norma. Y ustedes toleran todo esto. El hospicio de alienados, bajo el amparo de la ciencia y de la justicia, es comparable a los cuarteles, a las cárceles, a los penales.No nos referimos aquí a las internaciones arbitrarias, para evitarles la molestia de un fácil desmentido. Afirmamos que gran parte de sus internados – completamente locos según la definición oficial – están también recluídos arbitrariamente. Y no podemos admitir que se impida el libre desenvolvimiento de un delirio, tan legitimo y lógico como cualquier otra serie de ideas y de actos humanos. La represión de las: reacciones antisociales es tan quimérica como inaceptable en principio. Todos los actos individuales son antisociales. Los locos son las víctimas individuales por excelencia de la dictadura social. Y en nombre de esa individualidad, que es patrimonio del hombre, reclamamos la libertad de esos galeotes de la sensibilidad, ya que no está dentro de las facultades de la ley el condenar a encierro a todos aquellos que piensan y obran.Sin insistir en el carácter verdaderamente genial de las manifestaciones de ciertos locos, en la medida de nuestra aptitud para estimarlas, afirmamos la legitimidad absoluta de su concepción de la realidad y de todos los actos que de ella se derivan.Esperamos que mañana por la mañana, a la hora de la visita médica, recuerden esto, cuando traten de conversar sin léxico con esos hombres sobre los cuales – reconózcanlo – sólo tienen la superioridad que da la fuerza.

Antonin Artaud