Viernes 11 de septiembre de 2009
Hoy fuimos a conocer ARTE SIN TECHO, una asociación civil que tiene como objetivo revincular a la gente en situación de calle, con las redes culturales, productivas o familiares. Se calcula que actualmente entre 4.000 y 5.000 personas viven es esta situación. La única manera que tiene el gobierno de responder a esta conflictiva es prestando un servicio de asistencia (Buenos Aires Presente) que es realmente insuficiente y que no produce ningún proceso de transformación sino que se focaliza en rellenar el vació del momento. Esto se lleva a cabo mediante un trabajo asistencia puntual, donde las patrullas llevan a la gente en situación de calle a pasar la noche en paradores o bien les ofrecen frazadas, nada más, luego estos sujetos quedan nuevamente en manos del destino.
En Arte sin techo, su directora Felicitas Luisi, nos comento los diferentes talleres que allí funcionan que son ocho en total, incluyendo los dos nuevos que están por abrirse en costanera Sur. También existe en el mismo espacio, el plan del día, eventos y actividades que son organizadas tanto por los directivos del lugar como por los talleristas.
Respecto de la función de los psicólogos en la asociación, cada persona en situación de calle que llega a Arte sin techo es asistida mediante terapia individual, generalmente de marco psicoanalista. También se realizan asambleas grupales, donde se debaten diferentes temas respecto de los talleres y situaciones que se dan allí mismo.
Si bien el objetivo es claro, en algún punto es confuso cuando uno escucha a Felicitas hablar. Ella es una mujer muy activa, con una presencia y una postura muy firme y avasallante. Mantuvimos un dialogo fluido y ella se manejo con un lenguaje muy coloquial y frontal, lo que a muchos llamo la atención. La confusión viene a cuenta de que por ejemplo, ella afirmaba que si las personas pueden salir de ahí un poco más felices o al menos pasaron un buen rato, entonces el objetivo esta cumplido. Si bien comprendo y apoyo esa postura, me parece que el objetivo de base es justamente que no vuelvan a la calle, digamos poder revincularlos socialmente para que no sigan padeciendo la situación de calle. Por lo tanto, no basta solo con que un sujeto valla a pasar el tiempo, aprenda determinadas cosas y sea un poco más feliz, sino más bien con que eso que aprende también le sea útil como oficio, ya sea para trabajar, vender o usar algo de lo que hacen como sostén económico. Personalmente sentí, que Felicitas desprecio algunas cuestiones que yo creo importantes y sobre todo terapéuticas. Ella decía por ejemplo, que no es importante que construyan una “guitarrita”, en ese punto yo no concuerdo porque si me parece necesario que el sujeto pueda tener esos saberes, no solo para poder aprender a tocar o venderlas, sino por otras cuestiones que tienen más que ver con lo creativo, con la autonomía de sentir que son útiles, que construyen cosas y otros tantos puntos que creo importantes dentro de esta misma línea.
También se trato bastante el tema de que Arte sin techo no hace asistencia ni caridad. Es decir, allí no se come, no se duerme, no se duchan. El objetivo es otro, el cual en algún punto tiene que ver justamente con no darles lugar a que se puedan posicionar en el lugar de victima demandando siempre más y más, sino más bien ponerles ciertos limites, explico Felicitas. Si bien al principio me choco bastante este discurso, enseguida comprendí a que hacia referencia. El tema de los limites me parece importante, porque uno debe darse cuenta que no ayuda más dándole cama, comida y ducha, si no más bien transformando al sujeto desde un lugar más profundo, devolviéndole la subjetividad perdida y el equilibrio emocional que todo sujeto merece poseer. Pienso que la salud, que integra lo biopsicosocial, es un derecho, de eso no cabe duda. Y estas personas que se encuentran fuera del sistema, que son marginadas por el mismo, merecen los mismos tratos y derechos que cualquier otro ciudadano.
Realmente los talleres propuestos me parecieron muy interesantes y los trabajos que pudimos observar eran bellísimos. El lugar en si es muy artístico y acogedor, se respira creación en cada rincón y eso es reconfortante.
Luego de la charla, Felicitas nos llevo a todo el grupo al patio donde había aproximadamente veinte personas que forman parte de Arte sin Techo. Eran todos hombres y dos mujeres. Ni bien nos vieron, comenzaron a ofrecernos sillas y mostraron amabilidad. Después de comentarnos que hacían en cada taller y otras cuestiones más técnicas, nos preguntaron si todos éramos estudiantes de psicología y hubo algunos chistes al respecto. La imagen que ellos tienen de los psicólogos es bastante despectiva, más bien como gente que “los observa” o que si los encuentra en la calle o en alguna otra situación los rotula con diagnósticos. Lo que me llamo la atención fue que muchos preguntaban si habíamos ido a trabajar o a integrarnos, como demandando en algún punto que hagamos algo y que no vayamos ahí a observar y no accionar. Entonces Laura les comento un poco la situación de la practica y como iban a seguir las cosas y fue entonces cuando Felicitas acoto “en la cancha se ven los pingos” con una risa bastante provocadora. Finalmente todos nos levantamos y agradecimos por todo y ellos se mostraron muy agradecidos por la visita tambien. Me fui del lugar pensando y repensando muchas cuestiones y con ganas de formar parte del taller de Tierra o de murales.
Y una frase que leí de un libro de Alfredo Moffat me resonó todo el camino: “Ellos duermen por donde nosotros caminamos”.
N.P.S
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